
Sientes como los pies se hunden levemente y la arena mojada se mete entre los dedos.
Una suave brisa acaricia la piel. El sonido y olor del mar invaden nuestros sentidos.
Jugueteamos, corremos, reímos y sentimos la belleza que nos rodea. Naturaleza y emociones confluyen, se encuentran en nuestro camino y embriagan nuestra percepción.
¿Lo sentís así vosotros?